Karakuri: El arte japonés de la confección de autómatas.

Para la gran mayoría de nosotros, ya no nos es de extrañar la muy conocida monomanía de los japoneses con la robótica, que cada día parece tener un acercamiento más exacto en aspecto y gracia para con nosotros mismos. No obstante, la creación de maniquíes con apariencias y gestos humanoides no aparenta ser tan reciente entre los originarios del país del sol naciente.


¿Qué hay si les dijera que como arte, este tiene más de 300 años? Pues así es. El arte de la creación de autómatas que imitan los gestos y representan nuestra vida en sí, es conocido entre los nipones como Karakuri, que en un acercamiento a su traducción significa “aparatos mecánicos que reproducen la sorpresa en una persona”.

Su perfeccionamiento y alto detalle tuvo su auge en el siglo XVIII, donde tuvieron gran éxito durante muchos años, siendo popularmente destinados como empleados que servían a la nobleza, asimismo, utilizados en ceremonias religiosas, representaciones teatrales e inclusive como juguetes.

El aporte de este arte en sus tiempos, se relaciona sin duda con el desarrollo de la tecnología moderna, pues para alcanzar la perfección en su funcionamiento y naturalismo, la fabricación requería de detallados mecanismos de relojería internos y precisos detalles en su diseño externo.
Sin embargo, y así como pasa con prácticas y tradiciones en todo el mundo, son cada vez menos los artesanos que actualmente se dedican a este hermoso arte, quienes esperanzados, aguardan a que la fabricación de muñecas perdure en el tiempo y a través de las generaciones.

Aun así, hemos de notar cómo en lugar de desaparecer completamente, ha tomado renovadas formas, evolucionando a un nuevo y modernizado nivel, pues como lo mencionaba antes, la tecnología en robótica avanzada y fabricación de verdaderos androides es una característica entre el pueblo oriental, que seguramente no tardará en ser testigo de cómo estos humanoides motorizados se mezclarán entre la población desapercibidamente.

Publicado el octubre 30, 2012 en Cultural y etiquetado en , . Guarda el enlace permanente. Deja un comentario.

Deja un comentario